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Abadía de Glastonbury...

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Abadía de Glastonbury...

Mirabilia...

     <<Cuando íbamos camino de  Roma, un cura (...) me contaba las mirabilia de aquella urbe,  de los siete autómatas del Capitolio que representaban los días de la semana y  anunciaban, cada uno con una campanilla, una sublevación en una provincia del  imperio, o de las estatuas de bronce que se movían solas, o de un palacio lleno de  espejos encantados…>>. Umberto Eco, Baudolino

Por fin...

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     <<Por fin llegaron a los pies de la escalera. Nicetas encontró las antorchas y los  dos, manteniéndolas altas por encima de la cabeza, recorrieron un largo  conducto, hasta que Baudolino vio el vientre mismo de Constantinopla, allá donde,  casi debajo de la iglesia más grande del mundo, se extendía oculta a la vista otra  basílica, una selva de columnas que se perdían en la oscuridad como árboles de  una floresta lacustre que surgían de las aguas. Basílica o iglesia colegial  completamente invertida, porque incluso la luz, que acariciaba apenas los  capiteles que se desvanecían en la sombra de las bóvedas altísimas, no procedía  de rosetones o vidrieras, sino del acuátil suelo, que reflejaba la llama movida por  los visitantes>>. Umberto Eco , Baudolino

El Golem

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Sinagoga Vieja-Nueva ,  Praga  ( 1270) << Se dice que el origen de la historia se remonta al siglo XVII. Un rabino de esa época, siguiendo las instrucciones de un libro perdido de la Cábala, habría creado un hombre artificial, el así llamado Golem, para que le sirviera de criado, hiciera repicar las campanas de la sinagoga y realizara los trabajos pesados. Pero no se trataba de un hombre de verdad, Zwakh. Tenía únicamente una especie de vida vegetal, semiconsciente, y se decía que subsistía sólo durante el día, mantenido por el poder de un pergamino con fórmulas mágicas, colocado detrás de sus dientes, que atraía las energías siderales del universo. Y cuando un día, antes de la plegaria, el rabino olvidó retirarlo de la boca del Golem, este cayó presa de un acceso de furiosa locura y se lanzó a correr por las callejuelas, destruyendo todo lo que caía en sus manos. Hasta que el rabino bloqueó el camino de la criatura y destruyó el pergamino. Y entonces el Golem cayó s

Gustavo Adolfo Bécquer, "La cruz del diablo"

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La leyenda del espantapájaros

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