El hombre sin brazos

     Al hombre sin brazos lo verás en la calle. En cualquier calle de cualquier gran ciudad. Yo lo vi en París la última vez que fui. Y me dio miedo. Porque el hombre sin brazos va medio desnudo y es enero. Porque sujeta un vaso de plástico con los dientes. Y lo mueve. Lo zocotrea haciendo sonar las cuatro monedas que lleva dentro. Como una esquila cansina. Lo zocotrea mientras gruñe. No habla. No sé si habla. Solo gruñe. Y se me acerca sin brazos, a mí, que me cruzo con él en esa calle. Y me da miedo su esquila de plástico y céntimos. Su boca grande hecha de gruñidos. Su cuerpo mutilado.

Y aprieto el paso.

No quiero sentir el frío de esos brazos que no existen. No quiero escuchar su voz ahogada por un vaso de limosnas.

Y huyo.

Lola García de Luna

 Este relato apareció publicado, por primera vez, el día 1 de octubre de 2013 en el número 9 de la Revista Literaria Monolito

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